La Betaespera se refiere a las dos semanas posteriores a una inseminación artificial, transferencia de embriones o fertilización in vitro. Es un periodo muy emocional en donde puedes sufrir de un sinnúmero de sentimientos mientras esperas a ver si todo tu esfuerzo resultará en un embarazo.
Sabemos que una de las partes más difíciles de esta parte es la búsqueda de cambios o señales en tu cuerpo para saber si el ciclo funcionó o no: ¿Siento sensibilidad en mis bustos? ¿Siento nauseas? ¿Hay cambios en mi apetito? ¿Me siento hinchada, será que estoy embarazada? ¿Sangre un poco, será mi menstruación? ¿Podrá ser sangre por la implantación? ¿Me realizo una prueba de embarazo? ¿Estaré haciendo lo correcto para que se lleve a cabo la implantación? ¿Qué significa todo esto? La lista de interrogantes es interminable.
Con el propósito de ayudarte a manejar mejor la montaña rusa de emociones que se viven en esta etapa, te compartimos algunos consejos que puedes implementar:
- Prepárate: reconocer que la espera jamás será fácil te hará sentir más preparada para procesar y enfrentar esta etapa.
- Mantente escéptica y no hipervigiles tu cuerpo: recuerda que cualquier cambio físico o sensación que sientas durante estas dos semanas no son necesariamente indicativo del éxito o fracaso de un ciclo. Con los tratamientos de reproducción asistida se toman numerosos medicamentos que ocasionan cambios físicos y que no son síntomas de un embarazo ya que es demasiado temprano para sentirlos.
- “Tiempo basura”: realiza la práctica de dedicarle 20 o 30 minutos al día al abordaje de tus pensamientos, estableciendo este rato con tu pareja o alguien de confianza para hablar sobre todo lo que se te viene a la mente durante el día con respecto a tu tratamiento. De esta manera, cuando surjan estos pensamientos, podrás delegarlos al periodo establecido para poder continuar con tus tareas habituales. Saber que tenemos un tiempo que nosotros estipulamos, ayuda a aumentar nuestra sensación de control sobre la situación, resultando en la reducción de la recurrencia de estos pensamientos que nos generan estrés y ansiedad.
- Practica el Mindfulness o Plena Conciencia: Centra tu atención en la tarea que estés realizando en cada momento. Se trata de mantener la mente ocupada.
- Comunicación: mantén los canales de comunicación abiertos, no solo con tu pareja y/o las personas más cercanas a ti, sino también con el equipo médico y de soporte para que puedas resolver y despejar cualquier duda que te surja en el camino.